Caracter

Caracter

EDUCAR HOY

Por Pedro J. Bello Guerra

Periódico AM Querétaro,

Estimados lectores, hoy hablaremos del carácter.

Tihamer Toth en su libro: El joven de carácter nos cuenta que en la vida de Napoleón encontramos un ejemplo excelente del gran poder que tiene la voluntad para vencer increíbles dificultades. Cuando conquistaba países uno tras otro e imponía su yugo a los pueblos, le dijeron que los Alpes cortaban el camino a su ejército. Y él contestó con tranquilidad: “Entonces ¡fuera los Alpes!”. Y en una región por donde antes no se podía dar un paso, trazó el célebre camino del Simplón. ¡Titánica fuerza de voluntad!, aunque no bien orientada, pues si la hubiese encaminado con rectitud de intención hacia el bien venciendo su egoísmo y afán de poder, seguro que una personalidad así con carácter fuerte y decidido no habría desenlazado su vida en la tragedia y cuánto bien pudo haber hecho ala humanidad.

El joven de carácter, se contrapone al joven sentimental y voluble, sin fuerza de voluntad que lo mismo que una veleta gira hacia donde la lleva el viento. Si es soñador se propone grandes metas, pero nunca las lleva a cabo, puede tener buena disposición, pero lo vence la flojera, está lleno de buenas intenciones, que se quedan en eso, y poco apoco, conforme transcurre su vida se va acostumbrado a una vida cómoda y fácil, en la que rehúye del compromiso y el esfuerzo, terminando ante los grandes retos que la vida le presenta como una oportunidad para crecer, con una actitud que se traduce en las siguientes afirmaciones : ‘No puedo’, ¡ que flojera!’, ‘¿para qué estudiar esa materia si no me va a servir?’, ‘¡ Me vale!’, ‘no me interesa’, ‘Tengo derechos -pero no obligaciones-‘, Yo no te pedí nacer’, ‘soy libre de hacer lo que me dé la gana!’, ‘Ese problema no es mío’… Quien así pasa por la vida ante cada reto que se le presenta, ante cada oportunidad de ser mejor, de brindar un servicio valioso a los demás, de crecer intelectualmente, de luchar, los hace realidad ideales valiosos en la humanidad que lo proyectasen al humanismo, al heroísmo, a la santidad, a dejar huella en este mundo, viviríamos en un mundo muy diferente al de hoy, porque las grandes diferencias, los grandes cambios en la humanidad no los hacen las masas, sino un puñado de hombres y mujeres convencidos de un ideal que son capaces de tener un ideal, luchar por él y arrastrar multitudes; el problema está en que esos caudillos tengan ideales nobles y no intereses egoístas o ideologías manipuladoras y deshumanizantes.

Entendemos por carácter la capacidad de sostener el esfuerzo más allá del cansancio, de la comodidad, de las dificultades y del dolor.

Por tanto educamos hijos de carácter cuando los acostumbramos a esforzarse en las tareas difíciles o tediosas, cuando les enseñamos a no darse por vencidos ante el cansancio, a vencer la pereza y ano postergar el cumplimiento de sus deberes. También los educamos en su carácter cuando son capaces de sostener el esfuerzo ante la incomodidad, a no quejarse del cansancio y la sed, cuando son capaces de dar máximos y no mínimos, cuando saben renunciar a la comodidad y los placeres ilícitos o desordenados del alcohol, droga, sexo fuera del matrimonio…, cuando se comen lo que se prepara en casa y no sólo lo que les gusta. Finalmente el joven de carácter es aquél capaz de sostener el esfuerzo para alcanzar la virtud a pesar de las dificultades y del dolor: es saber sufrir con paciencia cuando a pesar de las medicinas o los remedios o la resolución de un problema tardará en llegar. Ser una persona de carácter es aceptar la enfermedad incurable y la muerte con alma grande, con fe, dedicando los últimos momentos de nuestra vida a ‘cerrar círculos’, es decir, a concluir todos nuestros asuntos pendientes: reconciliaciones, acercamientos, asuntos legales y testamentarios, ponerse en paz con Dios y a dar paz y ejemplo de magnanimidad a nuestros familiares que nos sobrevivirán. Pero la grandeza de alma ante el sufrimiento y la muerte sólo es posible si la vida la hemos llenado con instantes de fortaleza y carácter en las pruebas del día a día.

Pero la Grandeza de alma ante

el sufrimiento y la muerte solo

es posible si la vida la hemos

llenado con instantes de fortaleza

y carácter en las

pruebas día a día.

 

pedrobelloguerra@gmail.com

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