MEDITACIÓN 1: LA FE DE LA VIRGEN Tomado del libro «Puntos breves de meditación sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgicas de la Santísima Virgen María» del Rev. Padre Ildefonso Rodríguez Villar. Originalmente publicado en 1942.
Inmaculada Concepción
1.° ¿En qué consiste? — La Fe esencialmente consiste en creer una cosa sólo porque Dios nos la ha revelado. — Comprende la importancia y el mérito de esta definición. — No hay que creer porque lo entendamos o lo demostremos con evidencia, como sucede con las verdades humanas…, sino que hemos de someter nuestro juicio… y nuestro parecer… y nuestros sentidos… y nuestra razón misma…, a la palabra de Dios. — Él lo dice y ya basta para que creamos sin buscar ni desear más razón que esa. — ¡Qué humildad!…, ¡Qué sumisión!…¡Qué confianza en Dios supone el acto de fe! — Por eso tanto agrada al Señor…, por eso también tanto le ofende el pecado de incredulidad.
Piensa la injuria que se hace a una persona cuando dice algo y no se la cree… Sencillamente estamos dudando entonces de su veracidad y juzgamos o que nos engaña con malicia, o al menos se engaña y se equivoca en lo que dice. — Es decir, que cuando no creemos a alguien, es porque le tenemos por ignorante y no sabe lo que dice…, o por mentiroso, que trata de engañarnos.
Aplica esta regla al acto de fe divina, y comprende la enormidad del pecado y de la ofensa que para Dios supone el que el hombre tenga a Dios por ignorante o por mentiroso, y por eso no le crea. — ¡Qué horrible desvergüenza!… ¡Qué espantoso atrevimiento! — La fe, por tanto, es una virtud sobrenatural… infundida por Dios en el alma…, cuyo objeto es el mismo Dios. — Por eso se la llama virtud teologal…, que nos da a conocer a Dios no por medios humanos… ni con las luces de la razón, sino por la influencia de la divina gracia. — ¿Qué extraño, siendo esto la fe, que se encontrara en grado tan heroico en la Santísima Virgen? — Dios tuvo complacencia especial en infundir esta hermosísima virtud en su Madre Santísima… para que nos sirviera de modelo. — María cree siempre… con sencillez…, con confianza…, sin vacilaciones ni dudas, en la palabra de Dios.
2.° Un caso de fe. — Es fácil encontrar ejemplos de éstos en la vida de María. — Recuerda uno de ellos: el Ángel de la Anunciación pone a prueba su fe…, la dice de parte de Dios que concebirá y dará a luz un hijo… Ella, la Virgen, ¿podía ser Madre? — Naturalmente esto es Imposible… Sin embargo, no duda…, no vacila… En cuanto conoce la voluntad de Dios, cree en El y acepta todo lo que el ángel la dice. — Compara esta fe suya con la incredulidad de Zacarías… días antes que a Ella, se aparece el mismo ángel a Zacarías y le anuncia el nacimiento del Precursor. — Zacarías, duda…, no cree con firmeza al Ángel… y Dios le castiga…, le deja mudo. — Zacarías no tenía más razón para dudar, que su ancianidad… María tenía la de su virginidad. — A Zacarías se le anuncia un hijo que será el Precursor del Mesías… A María el mismo Mesías… y, sin embargo, Zacarías duda… y María cree.
Recuerda el caso maravilloso de la fe de Abraham. — Dios le dice que será padre de una gran descendencia… y para eso le anuncia un hijo,Isaac…, pero a la vez le manda que le sacrifique aquel hijo único que tiene… ¿Cómo se va a multiplicar su descendencia de este modo?… Abraham, no obstante, cree sin vacilar la palabra de Dios…, se dispone al sacrificio… y merece, por ello, ser llamado «Padre de los creyentes». Imagen es ésta de la fe de María… Dios la ha inspirado su voto…, único…, desconocido hasta entonces, de la virginidad. — Sabe que esto significa renunciar a la posibilidad de ser Madre del Mesías, que era el anhelo santo de todas las mujeres judías… María, por agradar a Dios, renuncia generosamente y se hace Virgen… Pero ahora el Ángel le anuncia su gloriosa maternidad, y María…, sin dudar ni vacilar…, pregunta si es esa la voluntad de Dios, y en cuanto la conoce, la abraza y cree firmemente todo lo que se la dice. — Ella no sabe cómo puede ser eso…, su razón choca con la unión de la virginidad y la maternidad…,pero somete su criterio…, su parecer…, su razón misma… y cree con irmeza y sencillez… ¡Qué fe más grande la de María!
3.° Consecuencias. — Si tuvierais fe, dice Cristo, traspasaríais los montes… La fe es la que hace los milagros. — En el Evangelio, el Señor parece que se recrea en hacernos ver que era la fe la que obraba los prodigios. — Así dice: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y otras veces: «Sea como tú has creído.» En María, obró el milagro de los milagros…; su fe atrajo al Hijo de Dios, de los Cielos a su purísimo seno… Así lo dice Santa Isabel cuando la Visitación: «Bienaventurada Tú, porque has creído…» Así también sucederá en ti. — Una fe de esta clase, será en ti la fuente de las grandes bendiciones… y de las gracias extraordinarias del Señor. — Él las derrama abundantísimamente en el que de este modo en Él cree y en Él confía. — Pero comprende bien el valor de la fe de la Virgen y compárala con la tuya… ¿También imitas en esto a tu Madre?… ¿Es sencilla tu fe y crees firmemente no ya sólo los dogmas y verdades reveladas, sino todo lo que el Señor, de una o de otra manera, te dice?… ¿O eres de los que creen que es cosa de Dios, lo que les agrada… y desechan lo que les disgusta?
Dios te hablará, además, directamente a tu alma por medio de sus inspiraciones, y también te hablará por medio de tus Superiores y representantes suyos… ¿Los oyes y los crees? Y si los crees, ¿sabes someter tu voluntad y tu parecer propio al suyo…, aunque no entiendas el cómo ha de ser…, ni el por qué de lo que te dicen? — ¿Imitas a tu Madre en esta sumisión a lo que te dicen de parte de Dios y la aceptas… aunque te cueste…, aunque te humille? — Termina pidiendo a la Santísima Virgen una fe semejante a la suya, y una docilidad grande, cuando oigas la voz de Dios que te llama, para que le creas y le sigas en todo momento…, sin vacilar ni un instante.